Cuando Dios era mujer La Gran Diosa madre
Cuando Dios era mujer La Gran Diosa madre Las primeras grandes divinidades que regían a la humanidad fueron diosas. Cada una, adaptada a la idiosincrasia de las tribus y pueblos que las adoraban. La Gran Diosa Madre, aunque fue derrocada por otros dioses, sigue manteniendo su influencia en la actualidad. A lo largo de muchos siglos, toda Eurasia, desde Inglaterra hasta Japón estuvo bajo su imperio. Los arqueólogos han bautizado esta creencia como el culto a la Gran Diosa Madre. La religión no tiene más de 60 mil años de existencia, poco, comparado con el millón de años de la evolución humana. Antes de la religión, los seres humanos empezaron a considerar que el universo estaba poblado de seres inmateriales que animaban todas las cosas. Y explicaban por qué el sol calentaba o el viento soplaba. Luego, surgió la pregunta: ¿quién creó todo esto? La conclusión, la obtuvieron por analogía. Si los seres humanos existían porque una madre los paría, lo mismo debió ocurrir con el resto de las cosas. Antes de Anu, Alá, Zeus o del mismísimo Yahvé, la humanidad adoró a la madre tierra. Dadora de vida, proveedora de alimento, protección y de todas las bondades. Su culto se extendió por todo el planeta hace 30 mil años, antes de que existieran las ciudades. Se cree que en el Paleolítico, en una época pre-agrícola existió una diosa de la Vegetación, representante del principio femenino. Después, en el Neolítico, apareció embarazada. La diosa serpiente o la diosa pájaro fueron propias de la cultura magdaleniense del Paleolítico. Gobernaron la fecundidad de la naturaleza y de los animales. Eran invocadas como fuente de lluvia. Incluso, controlaban las aguas de la superficie y la subterránea. Sus meandros estarían simbolizados con las curvas que adopta el cuerpo de la serpiente. . En su epifanía, algunas tomaron el aspecto de un ave alada. Pueden verse representaciones de esta diosa pre-agrícola en el arte minoico-micénico entre el 2000 y el 1700 antes de cristo. Las diosas griegas Hera y Atenea son herederas de esta gran diosa. La representación más antigua, que hemos encontrado, data del Paleolítico Medio y fue hallada en Europa. Algunos estudiosos sugieren que las cuevas eran vistas como un útero, el lugar en donde estaban protegidos. Y que tenían que abandonar en busca de sustento. En este periodo, crearon representaciones escultóricas de la Gran Diosa, la madre tierra. Y dieron forma a las Venus. La más antigua es la de Willendorf, un pueblo ubicado en el valle de Wachau en Austria. Tiene alrededor de 30 mil años de antigüedad y fue hecha de piedra caliza. Con sus 11 cm de alto y casi 6 de ancho, fue fabricada con herramientas de piedra y pintada de rojo. No tiene un rostro definido. Su cara está ligeramente inclinada hacia su seno derecho, como símbolo de amamantamiento. Muestra unos pechos, ombligo y caderas protuberantes porque representa la fertilidad. Sus piernas están bien formadas paro carece de pies. Quizás fue creada para ser nómada, como un símbolo del bienestar. Por supuesto, se han hallado Venus similares por toda Europa pertenecientes a este mismo periodo. Era la diosa embarazada. El vientre de la mujer preñada debió verse semejante al campo en el que fructifica la semilla. Durante siglos en Europa perduró la creencia de que la mujer embarazada tenían una especie de influjo benéfico sobre las cosechas, en la tierra. Con la llegada de las civilizaciones doradas y las grandes ciudades, el culto a la Gran Diosa fue opacado por los dioses. La Cibeles es una diosa de origen frigio y fue la última heredera de la antiquísima saga de la Gran Madre de Anatolia. Afrodita es otra diosa similar a las de los babilonios, fenicios y otros pueblos asiáticos como lo fueron: Istar o Astarté. En síntesis, todas ellas han heredado rasgos de la antigua Gran Diosa Madre. La última que brilló con luz propia fue la Diosa de
