Solemnidad del Corpus Christi

Hermanos míos, ¡qué delicioso es este día! Hoy veneramos el sagrado Cuerpo de Jesucristo, ese Cuerpo que fue engendrado en el seno virginal de María por obra del Espíritu Santo, y que ahora se halla sentado a la diestra del Padre; ese Cuerpo que fue informado por el alma más hermosa, y que está unido hipostáticamente a la Divinidad. Es cierto que la Iglesia honró ya este divinísimo Cuerpo el Jueves Santo; pero no contenta con eso, quiso además que en este día la presten sus hijos un tributo de veneración profunda. Escuchad el origen de esta solemnidad. Era el año de 1208, y una jovencita de diez y seis años, llamada Juliana, que vivía en la ciudad de Lieja, en un monasterio de religiosas hospitalarias, se sintió inspirada a fin de promover una solemnidad anual en honor de Jesús Sacramentado. Por espacio de veinte años próximamente conservó en su corazón este piadoso deseo, procurando suplir con fervorosos actos de piedad para con el Cuerpo y Sangre de Jesucristo lo que todavía no había establecido la Iglesia. Pasado este tiempo, manifestó su deseo a un distinguido sacerdote, rogándole hiciese examinar este su pensamiento por teólogos entendidos. Estos aprobaron el deseo de Juliana, y comenzó a celebrarse la festividad en la Diócesis de Lieja.