San Maximiliano María Kolbe, Presbítero y Mártir

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In Manga

Evangelio según San Juan 15, 12-16 Durante la Última Cena, Jesús dijo a sus discípulos: Éste es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como Yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que Yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; Yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre. No son ustedes los que me eligieron a mí, sino Yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, Él se lo concederá. *** Memoria de San Maximiliano María Kolbe Maximiliano María Kolbe nació en Polonia el 8 de enero de 1894 en la ciudad de Zdunska Wola (Pabiance), que en ese entonces se hallaba ocupada por Rusia. Fue bautizado con el nombre de Raimundo en la iglesia parroquial. A los 13 años ingresó en el Seminario de los padres franciscanos en la ciudad polaca de Lvov, la cual a su vez estaba ocupada por Austria, y estando en el seminario adoptó el nombre de Maximiliano. Finaliza sus estudios en Roma y en 1918 es ordenado sacerdote. Devoto de la Inmaculada Concepción, pensaba que la Iglesia debía ser militante en su colaboración con la Gracia Divina para el avance de la Fe Católica. Movido por esta devoción y convicción, funda en 1917 un movimiento llamado “La Milicia de la Inmaculada” cuyos miembros se consagrarían a la bienaventurada Virgen María y tendrían el objetivo de luchar mediante todos los medios moralmente válidos, por la construcción del Reino de Dios en todo el mundo. Verdadero apóstol moderno, inicia la publicación de la revista mensual “Caballero de la Inmaculada”, orientada a promover el conocimiento, el amor y el servicio a la Virgen María en la tarea de convertir almas para Cristo. Con un Tiraje de 500 ejemplares en 1922, para 1939 alcanzaría cerca del millón de ejemplares. En 1929 funda la primera “Ciudad de la Inmaculada” en el convento franciscano de Niepokalanów a 40 kilómetros de Varsovia, que al paso del tiempo se convertiría en una ciudad consagrada a la Virgen. En 1931, luego de que el Papa solicitara misioneros, se ofrece como voluntario. En 1936 regresa a Polonia como director espiritual de Niepokalanów, y 3 años más tarde, en plena II Guerra Mundial, es apresado junto con otros frailes y enviado a campos de concentración en Alemania y Polonia. Es liberado poco tiempo después, precisamente el día consagrado a la Inmaculada Concepción. Es hecho prisionero nuevamente en febrero de 1941 y enviado a la prisión de Pawiak, para ser después transferido al campo de concentración de Auschwitz, en donde a pesar de las terribles condiciones de vida prosiguió su ministerio. En Auschwitz, el régimen nazi buscaba despojar a los prisioneros de toda huella de personalidad tratándolos de manera inhumana e inpersonal: como un número; a San Maximiliano le asignaron el 16670. A pesar de todo, durante su estadía en el campo nunca le abandonaron su generosidad y su preocupación por los demás, así como su deseo de mantener la dignidad de sus compañeros. La noche del 3 de agosto de 1941, un prisionero de la misma sección a la que estaba asignado San Maximiliano escapa; en represalia, el comandante del campo ordena escoger a 10 pri

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