Una vida con oración o una vida de oración 18/6/2023 #1253

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Iglesia de la Ciudad - Mensajes
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Pastor José Luis Cinalli
18/6/2023
Una vida con oración o una vida de oración

Dios le dijo a Abram: “… Anda delante de mí… vive (BAD)… y camina en mi presencia…”, Génesis 17:1 (RV60; BDA2010).
¿Obedeció Abram lo que Dios le pidió? Sí. “Abraham dijo: Jehová, en cuya presencia he andado”, Génesis 24:40. Cuatro veces se dice que Elías vivía en la presencia de Dios: “Vive Jehová Dios… en cuya presencia estoy”, 1º Reyes 17:1, 18:15; 2º Reyes 3:14, 5:16. De Moisés se dice que no quería vivir sin su presencia, Éxodo 33:15. Y el niño Samuel ministraba en la presencia de Dios, 1º Samuel 2:18. Daniel se humilló en su presencia y Dios lo escuchó: “... Desde… que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras…”, Daniel 10:12. Vivir, andar, humillarse y servir en la presencia de Dios es el supremo llamamiento de todo creyente.   
Orar y tener una vida de oración son dos cosas muy diferentes. Los hombres que hicieron historia fueron aquellos que prevalecieron delante de Dios en oración. Ese fue el caso de Abraham, “el amigo de Dios” (Santiago 2:23); Moisés, “a quién el Señor le hablaba cara a cara” (Éxodo 33:11); David, “el hombre conforme al corazón de Dios” (Hechos 13:22); Daniel, “el varón muy amado” (Daniel 10:11); y Pablo, “quien sufrió la pérdida de todas las cosas… por amor a Cristo”, Filipenses 3:8. Sin duda todos ellos modelaron una vida de oración viviendo en la presencia de Dios. Sin embargo, nuestro máximo ejemplo fue Jesús, quién adoptó la oración como un estilo de vida no solo aquí en la tierra sino también allá en el cielo: “… vive perpetuamente para interceder por… nosotros”, Hebreos 7:25 y Romanos 8:34 (LBLA). La vida de oración es antes que una vida de servicio. La gente confunde servir a Dios con servir para Dios. La actividad para Dios NUNCA debe sustituir nuestra relación con Dios. El tamaño de nuestro ministerio (actividad) está determinado por el tamaño de nuestra vida de oración (servir a Dios). ¡No se logrará nada significativo sin una vida de oración e intimidad con Dios!
“Los apóstoles… subieron al aposento alto... Todos ellos oraban y rogaban a Dios continuamente”, Hechos 1:12-14 (RVC). Después de la muerte de Jesús la oración ocupó el lugar supremo en la vida de los discípulos. Los mismos que no habían podido orar una hora con Jesús en el huerto, ahora se entregarán por completo a la oración. Y, como resultado, fueron bautizados en el Espíritu. Creyentes reunidos, unidos y orando siempre da como resultado la manifiesta presencia de Dios. Sin aquella reunión de oración en el aposento alto no hubiera sido posible el derramamiento del Espíritu ni la salvación de 3.000 personas. Alguien dijo: “En Hechos 2, oraron durante diez días, Pedro predicó diez minutos y fueron salvas tres mil personas. Hoy en día, la iglesia ora diez minutos, predica durante diez días, y son salvadas tres”. Aprendamos la gran lección: ¡la clave de todo gran avivamiento es la oración! Pero cuidado, la historia también nos enseña que no solo debemos orar para que comience un movimiento espiritual sino también para mantenerlo. Los grandes avivamientos de la historia comenzaron con oración y se terminaron por falta de oración. Cuando descuidamos la comunión continua y ferviente con Dios se pierde el ímpetu del avivamiento y lo único que queda es el impulso del pasado. Observemo

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