704 - Elí, sacerdocio rechazado. 1Sa 2:30

704 – 1Sa 2:30 Elí, sacerdocio rechazado. Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice: Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente; mas ahora ha dicho Jehová: Nunca yo tal haga, porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco. Todo creyente debe conocer que es un sacerdote santo de Dios “vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.” (1Pe 2:5), y tiene como mandato, no es opcional, sed edificados, crecer espiritualmente en el conocimiento de Dios para ofrecer sacrificios espirituales aceptados por Dios y poder permanecer en su presencia. Por lo tanto, el crecimiento espiritual del sacerdote de Dios se conoce y evalúa por el testimonio que da su familia. 1. Hijos sin conocimiento de Dios (1Sa 2:12). “Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová.” El sacerdote Elí había llamado a Ana equivocadamente impía pero eran sus hijos los verdaderamente impíos y desconocedores de Dios. Elí no había enseñado a sus hijos el temor de Dios por lo tanto eran hombres con apariencia de piedad. Pablo advierte que los hombres y mujeres, miembros de la iglesia, en los postreros días tendrán apariencia de piedad y serán tiempos peligrosos: “Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.”(2Ti 3:1-5). 2. Hijos que menosprecian a Dios (1Sa 2:17). “Era, pues, muy grande delante de Jehová el pecado de los jóvenes; porque los hombres menospreciaban las ofrendas de Jehová.” Los hombres y mujeres sin temor de Dios, como los hijos de Elí con apariencia de piedad menosprecian todo lo de Dios. Judas advierte: “En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos. Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu.” (Jud 1:18-19). 3. Hijos no disciplinados (1Sa 2:22-25). “Pero Elí era muy viejo; y oía de todo lo que sus hijos hacían con todo Israel, y cómo dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión. Y les dijo: ¿Por qué hacéis cosas semejantes? Porque yo oigo de todo este pueblo vuestros malos procederes. No, hijos míos, porque no es buena fama la que yo oigo; pues hacéis pecar al pueblo de Jehová.” (1Sa 2:22-24). Por la mala conducta de los hijos de Elí merecían que: 1) No ministraran más y fueran quitados del tabernáculo de reunión. 2) Fueran juzgado con sentencia de muerte (Nm 15:30-31). Pero Elí solo les dio un amable y suave regaño, no hizo nada más. Eli sabia que “Si pecare el hombre contra el hombre, los jueces le juzgarán; mas si alguno pecare contra Jehová, ¿quién rogará por él?” (1Sa 2:25). Dios demanda del pastor, anciano, líder: “que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?)” (1Ti 3:4-5). 4. Dios rechaza el sacerdocio infiel (1Sa 2:29). Dios confronta a Elí: “¿Por qué habéis hollado mis sacrificios y mis ofrendas, que yo mandé ofrecer en el tabernáculo; y has honrado a tus hijos más que a mí, engordándoos de lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel?” Todo creyente es un sacerdote de Dios (1Pe 2:5), pero Dios rechaza a los sacerdotes que dan más prioridad a la familia que a Él. Cristo enseña: “El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí”(Mt 10:37). “Porque el amor de Cristo nos constriñe,… y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó