- After-Shows
- Alternative
- Animals
- Animation
- Arts
- Astronomy
- Automotive
- Aviation
- Baseball
- Basketball
- Beauty
- Books
- Buddhism
- Business
- Careers
- Chemistry
- Christianity
- Climate
- Comedy
- Commentary
- Courses
- Crafts
- Cricket
- Cryptocurrency
- Culture
- Daily
- Design
- Documentary
- Drama
- Earth
- Education
- Entertainment
- Entrepreneurship
- Family
- Fantasy
- Fashion
- Fiction
- Film
- Fitness
- Food
- Football
- Games
- Garden
- Golf
- Government
- Health
- Hinduism
- History
- Hobbies
- Hockey
- Home
- How-To
- Improv
- Interviews
- Investing
- Islam
- Journals
- Judaism
- Kids
- Language
- Learning
- Leisure
- Life
- Management
- Manga
- Marketing
- Mathematics
- Medicine
- Mental
- Music
- Natural
- Nature
- News
- Non-Profit
- Nutrition
- Parenting
- Performing
- Personal
- Pets
- Philosophy
- Physics
- Places
- Politics
- Relationships
- Religion
- Reviews
- Role-Playing
- Rugby
- Running
- Science
- Self-Improvement
- Sexuality
- Soccer
- Social
- Society
- Spirituality
- Sports
- Stand-Up
- Stories
- Swimming
- TV
- Tabletop
- Technology
- Tennis
- Travel
- True Crime
- Episode-Games
- Visual
- Volleyball
- Weather
- Wilderness
- Wrestling
- Other
Domingo Vigésimo Tercero Después de Pentecostés
Las súplicas de la Hemorroisa y del Príncipe de la Sinagoga atendidas por Jesucristo.Se refiere en el Evangelio de hoy que dirigiéndose Jesucristo a la casa de un cierto hombre llamado Jairo, se acercó al Señor por la espalda y tocó la orla de su vestido una mujer que durante doce años no había cesado de sufrir una molesta enfermedad. Entonces, volviéndose Jesucristo hacia ella, le dijo: «Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado»; y desde aquel punto la mujer quedó sana. Dícese también en este Evangelio, que un hombre llamado Jairo, príncipe de la Sinagoga, se acercó un día a Jesucristo, diciéndole: «Señor, mi hija acaba de morir; pero venid, poned sobre ella vuestra mano, y volverá a vivir». Oídas estas palabras, se levantó Jesús, y en compañía de sus discípulos siguió al príncipe de la Sinagoga. Llegados a la casa de Jairo, vió Jesús a los tocadores de flautas, trompas y una multitud de gente, que hacía grande ruido, y les dijo: «Retiraos, porque la niña no está muerta, sino dormida». Y ellos comenzaron a burlarse de Él. Pero cuando la turba salió a la calle, tomó Jesús por la mano a la muchacha, que inmediatamente recobró la vida. En pocas palabras podemos compendiar este Evangelio. Dos súplicas favorablemente despachadas. Sea éste, pues, el importante argumento de la presente homilía.