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Volver a cierto hábitos ancestrales para recuperar nuestra salud
VOLVER A CIERTO HÁBITOS ANCESTRALES PARA RECUPERAR NUESTRA SALUD • En muchos aspectos, podemos decir que vivimos una vida mucho mejor que la de nuestros antepasados. Tenemos a nuestra disposición cosas que ellos ni siquiera pudieron llegar a soñar. Incluso, nunca en la historia de la humanidad había habido tanta comida disponible, al menos en los países desarrollados. Ni tampoco habíamos vivido más cómodamente. Sin embargo, físicamente ¿vivimos mejor que ellos? Hay multitud de problemas físicos y mentales que afectan a millones de personas. Patologías como la obesidad, la hipertensión, la diabetes, la ansiedad, la depresión o los problemas de espalda repercuten en la vida de bastantes personas. Para algunos expertos hay un conflicto en cómo vivían nuestros antepasados y cómo vivimos nosotros. Nuestros genes se forjaron en la adversidad, generando respuestas protectoras frente a desafíos ambientales como el frío, el calor o los ayunos involuntarios por falta de alimento. En cambio, en la actualidad pasamos jornadas maratonianas sentados, estresados y con un montón de comida a nuestra disposición que nos engorda, pero no nos alimenta. Por ello, estos expertos son partidarios de incorporar a nuestro día a día ciertos estímulos para que nuestros genes estén preparados para responder. En su discurso, creen que la comodidad en la que vivimos ha hipotecado nuestra salud. Más que la carga genética, es importante heredar unos buenos hábitos para no sufrir las mismas patologías que nuestros progenitores. La solución pasaría por introducir en nuestra vida moderna pequeñas dosis de estímulos que nos acerquen a nuestro pasado. Ser biológicamente salvajes pero socialmente civilizados. Es decir, al someter a nuestro organismo a ciertas adversidades, para las que genéticamente estamos preparados, ocurren reacciones muy positivas. Por ejemplo: Al pasar algo de frío o de calor, al hacer ejercicio físico intenso al aire libre o los retos cognitivos, hacen que se activen en nuestras células unas respuestas muy poderosas. Así, estas reparan, compensan y nos fortalecen. Nuestras células están perfectamente acostumbradas a esto. Por eso, de vez en cuando, hay que ducharse con agua fría o ir a una sauna… Intentar aguantar más en estas condiciones, de forma progresiva. Y ser conscientes de nuestra respiración también es un punto fundamental. Si sabemos controlarla, actuaremos sobre el sistema nervioso. La podemos utilizar para activar o desactivar el sistema nervioso vegetativo y para activar el que nos relaja, el sistema nervioso parasimpático. Este sistema activa el nervio vago que mejora las digestiones, controla la inflamación general de nuestro cuerpo y hasta tiene efectos en las vísceras. Otra recomendación es la de huir de los alimentos ultraprocesados. Aquellos que vienen empaquetados y tienen más de cinco ingredientes que no reconoceríamos. Tenemos que sustituirlos por otros de origen natural. Otro aspecto fundamental es la variedad en los alimentos. Cuando nuestros ancestros salían de caza se acostumbraron a comer diferentes variedades de vegetales. Imitando su ejemplo, debemos salirnos de la típica ensalada con lechuga, tomate, cebolla y poco más. Y añadir especias, infusiones, frutas, verduras y hortalizas. Las tribus Yanomami siguen una dieta basada en un 85% en vegetales. Aunque, si tienen la opción de cazar algún animal, se lo comerán. En resumen, salirnos moderadamente de nuestra zona de confort, de la rueda del hogar, trabajo, gimnasio y supermercado, es beneficioso. Seguimos portando los genes de nuestros antepasados cazadores- recolectores. Así que podemos someternos a ciertos estímulos novedosos en nuestros hábitos. Estamos preparados para ello.